Se esfuma en el entrepiernas del yugo,
Sin lenguas para gritar, sangra desde el ombligo,
los dedos rotos hasta el alma.
Sin palabras, grita al vacio una existencia,
y lo unico que existe es el vacio,
llenando de nada la fatiga de una piel
sin descanso.
Con escombros se envuelve en el tumulto
inmundo de una turtura sin final.
El adán de su velamen es eterno, con el
agujero plasmado en el corazón, ahogado
de su desdicha.
Y sin palabras, sin labios y sin garganta
soporta la insoportable vida que lleva
desde niña. Entrando y saliendo
detras de la cortina del Circo, donde
por una rupia vende su matriz.

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