Lluvias desesperadas inundan tus sabanas, las cuarteadas,
las que sus grietas gritan por ser cerradas.
- estoy... bien, descuida. dijiste vestida de turquesa una mañana
de enero.
- quieres jugar? te pregunte.
- ahora no, tengo que trabajar.
solo teníamos diez años, y te negaste a jugar en las fuentes de
la plaza.
Que caso tan opaco te hizo sentir culpable?
Que hecho tan errante?
- solo le dije que tenia miedo, y...
-y que?
-..y,y, lastimo mis mejillas.
Entre espiga y espinas te vi sollozar,
eres mujer de hermosas mejillas
que ahora rotas me hacen llorar.
-Que ha sucedido? pregunte.
tu velamen era sangre, y tu sangre
el velamen en tu piel.
- ¡No Puede, No, no!. gritabas, tartamudeabas.
- me asustas. ¡dime!...
tenias dieciocho, y el agujero en tu vientre
lo decía todo.
-¡Maldicion! volví a repetir.
¡Que fenómeno apodera tu vida.
Que dolor la mía al verte sufrir.!
Entre espiga y espinas te vi sollozar,
eres mujer de hermosas mejillas
que ahora rotas me hacen llorar.
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