en tu vientre el agujero, marchito el
llanto de tus pupilas.
Han hurtado tu niña, la diminuta vida de tu
matriz, lejano era aquel latido de amor
que mis manos secundaron.
Llorabas, lo recuerdo, cerrabas y sacudías tus piernas para que
de allí no saliera la criatura.
Gritaste mil veces piedad, perdón, que le dejen vivir.
baje la cabeza y una lágrima rodó por mi rostro,
era mi deber. Dios.... porque yo? porque a ti?
Era pecado eterno hacer tal errante hecho herido,
Gritabas y una venda tus labios
callaron, el Jefe era realmente desconsiderado y
su recelo caía sobre tu alma.
Dicen que el cuerpo es la cárcel del alma, pero...
esa tarde vi tu alma correr desesperada.
Luchabas con las lágrimas para mantenerte viva y tener
en tus brazos a tu niña.
Yo, sin embargo no tenia remedio...
Hazle un agujero en el vientre. Ordenó
Hubiera dado la vida para dejar crecer tu embrión...
y ni por la vida había una cura.
Mi esencia se fundió en el caliente de tu histeria,
caíste y te vi desaparecer,
el brillo de tus ojos se hizo inmenso y tu ternura
murió.
Eres doncella de mi recuerdo
perdida en el tiempo sin el sendero que te
traiga de vuelta.

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