Eran cautivas desde el cordel donde pendían
con sus vestidos indigos.
Eran hermanas de la naturaleza,eran hermanas
ellas mismas, con estrellas en sus lágrimas.
Eran como las mariposas en frasco de cristal,
como el diente de león en los vientos o
como los joyas en las cadenas.
Eran rotas de la conciencia, partidas en su
ente, eran pedacitos de su belleza
por doquier.
Serias, de leve sonrisa en sus labios y
la mirada como el algodón.
Eran emergentes de tierras sedientas,
de culturas sangrientas y de los
mares salados vecinos del muelle donde
las vendían.

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