La décima noche nocturna, la luna menguante yacía en telas pálidas,
vestida desnuda de su matiz morena
y con las perlas saladas en las mejillas
gemía.
Ella, decorada de leves dulces plumas
flotantes en las bañeras se Azori,
era nueva naciente.
Fue despojada del seno de la madre antes de nacer y
lanzada a la corriente como Moisés.
Era hija de Allí, joya de medina.
diamante valioso de los que creen en la esperanza.
Que pena de ella, olvidada en brazos del rey,
la dejaron irse, pidió ayuda y nadie escucho su melancólica canción.
"Entonces me percate de que eramos lunas rotas." solo tenia nueve años.
Lunas rotas las del medio oriente,
las que lloran sangre, las de Canaán,
las que lapidaron y de sus senos, la ultima gota secaron.
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